Los accidentes y enfermedades laborales son una de las mayores causas de ausentismo entre los profesionales. El estrés, la fatiga crónica, el colon irritable o las dolencias musculares, provocan que día a día, muchos empleados deban faltar al trabajo o vean afectado su rendimiento laboral.
Según estudios de la Organización Mundial de la Salud, invertir en la recuperación de un trabajador es menos rentable para una empresa, que gestionar un plan de protección y prevención de riesgos. El problema es que no muchas compañías están dispuestas a destinar dinero para que esto ocurra.
Considerando que uno de los activos más importantes de una organización es su capital humano, se hace necesario, entonces, tomar medidas que velen por el bienestar de los empleados, a fin de resguardar no sólo la integridad física y sicológica de éstos, sino también la rentabilidad de la empresa.
“Cuando la empresa se preocupa por sus empleados, está claramente pensando en su supervivencia. Esto no es beneficencia, ya que sin empleados sanos la empresa no podría sobrevivir”, dice Mauricio Greenwald, experto de la Sociedad de Psicólogos Industriales de Estados Unidos.
Al invertir en salud ocupacional, precisa el especialista, los costos de capacitación bajan, hay menos cambios de personal y menos desgaste en los empleados a nivel emocional y psicológico, desaparece la deserción laboral y se establece un vínculo con los empleados.
Promover un buen ambiente de trabajo, también será fundamental para la calidad y productividad empresarial, afirma Diego Cardona, decano de la Universidad del Norte de Colombia. “El clima laboral de una organización está intrínsecamente relacionado con el bienestar del trabajador y por lo tanto, invertir en salud es invertir en el bienestar. No se debe tratar como un gasto, debe tratarse como una inversión”, dice.
Según la Unión Europea, destinar dinero a la salud del personal ayudará, además, a reducir los costos en materia de bonificaciones, como subsidios, pensiones, indemnizaciones e incluso en asignación familiar, en caso de que el trabajador resulte muerto en un accidente laboral.
“Una mayor cobertura implica una mayor sensación de bienestar y, en esos términos, lo deseable para el empleado es tener la máxima cantidad de servicios. Pero también es importante revisar la sostenibilidad de la organización y las inversiones que se realicen en este tipo de beneficios, ya que deben ser compatibles con las capacidades financieras de la organización”, añade Cardona.
Salud laboral, un elemento diferenciador. Distintas alternativas pueden ayudar a prevenir o resguardar la salud de los empleados. Contratar planes de salud colectivos, implementar planes de seguridad dependiendo de la cantidad de trabajadores o, derechamente, crear un departamento de prevención de riesgos, pueden convertirse en medidas claves para este propósito.
Invirtiendo en la salud de su capital humano, las organizaciones pueden -incluso- posicionarse con respecto a sus pares, en materia de prevención y seguridad. Un buen funcionamiento de la estructura empresarial irá estrechamente ligado con la calidad de vida que tengan sus trabajadores.
“Sintéticamente podríamos decir que la salud es una parte fundamental de la inversión en capital humano que es hoy en día, el elemento diferenciador de una empresa, permitiéndole competir en mejores condiciones. Los empleados que se sienten mejor física y mentalmente, se sienten valorados y cuidados por la empresa, lo que los predispone mejor para su tarea”, precisa Ignacio Reggiani, experto en Responsabilidad Social Empresarial y Relaciones Internacionales de la Universidad Católica Argentina.
Eugenia de la Torre, especialista en Gestión de Organizaciones, coincide con esta idea al afirmar que “tener a los clientes internos satisfechos, es un arma competitiva fundamental de las empresas, no sólo por el aumento de la productividad, sino también porque sus trabajadores se convierten en los primeros prescriptores en su círculo social, los primeros defensores de la imagen de la empresa”.
Otra opción es implementar prácticas que afecten a los empleados más allá de su diario vivir y que provoquen un cambio importante en el estilo de vida. Así por ejemplo, incluir clases de yoga, reiki, masajes de relajación una o dos veces al día, o promover una buena alimentación, también ayudarán a mejorar el bienestar del personal.
“Tanto la promoción de hábitos saludables que prevengan patologías como la atención de éstas, será la base del éxito económico sostenible de una empresa”, concluye Reggiani.