viernes, 2 de febrero de 2018

Examen parasitológico de heces

Para qué sirve el examen parasitológico de heces


Este examen permite diagnosticar una eventual parasitosis intestinal, enfermedad debida a la presencia de un parásito en el tubo digestivo. Las heces del paciente son recogidas en un pote estéril y luego analizadas en laboratorio. 



La parasitosis intestinal se encuentra más frecuentemente en los países en vías de desarrollo, donde es un problema de sanidad pública.




Numerosos agentes parasitarios son responsables de las parasitosis intestinales. 

Cuál es el modo de transmisión de los parásitos


Las principales formas de transmisión de los parásitos están relacionadas con la ingestión de agua o de alimentos contaminados (por ejemplo: habiendo estado en contacto con materias fecales). La falta de higiene (por ejemplo: manos sucias llevadas a la boca), también representa una vía de transmisión.

Cuáles son los factores de riesgo para las parasitósis intestinales


El riesgo de parasitosis es mayor en los pacientes con muy poca o sin respuesta inmunitaria (cuyo sistema inmunitario es deficiente).

Por qué efectuar un examen parasitológico de heces


El examen parasitológico de heces es generalmente prescrito al paciente: 

En presencia de síntomas que evocan una parasitosis intestinal: diarreas, dolores abdominales, adelgazamiento, náuseas, esteatorrea (no digestión de las grasas) y trastornos digestivos diversos. 


También en caso de estancia reciente en un país dónde las condiciones de higiene son precarias. 

Qué significa un resultado negativo


El resultado negativo orienta hacia otro tipo de examen, sabiendo que el examen parasitológico de heces puede ser realizado de nuevo en caso de duda. De hecho, ciertos parásitos son expulsados en las heces por intermitencia.

Los resultados positivos: los parásitos responsables


El examen parasitológico de heces puede poner en evidencia la presencia de numerosos tipos de parásitos: anillos de tenia (solitaria), quistes de amebas (patógenas o no patógenas), quistes de Giardia, Criptosporidio, Coccidios, oxiuriasis (común en el niño) y larvas de anguillulae. También pueden detectarse la presencia de huevos de Ascaris, tricocefalis, Hymenolepis y anquilostomas (origen tropical). 



En ciertos casos, el examen puede ser completado con un coprocultivo.